sábado, 30 de agosto de 2008

Carta de una amiga de Zamora

50 minutos

Largos y cortos a la vez, lo mires por dónde lo mires, son largos por la angustia que grita y suplica que no se vaya y son cortos porque al terminar se acabó, se acabó su vida, sus ilusiones, su futuro. Ahora empieza la suya, pero esta no es de 50 minutos, es una sucesión continua y eterna de 50 y luego otros 50, que se convierte en una larga y triste condena.

Me levanto con la angustia de saber que no estas, sufriendo por Juan Carlos que sí está pero realmente se fue contigo, su mirada triste y perdida me dice el calvario por el que pasa cada día, no puedo evitar ponerme en su lugar y aunque no es comparable, me siento triste y vacía, tu cara dulce y alegre está en mi mente y siento como millones de clavos me taladran el estómago y el corazón, se clavan y te rasgan el interior, así es como me siento cuando pienso en ti, en que no te volveré a ver. Peor es como me siento al sentirme impotente ante el dolor de Juan Carlos, pues me duele saber que esa pareja tan buena se ha roto, pienso cuando supe que salíais juntos, no pude por menos que alegrarme por él, se lo merecía, una buena chica, porque Bea era más que una buena chica, era una extraordinaria persona, buena, como a muchas personas les gustaría ser, sencilla como persona y alegre, tu sonrisa Bea estará conmigo para siempre, ahora es dolor lo que siento, pero se que con el tiempo será un gran recuerdo. A veces me revuelvo por dentro pensando ¿Por qué? Maldita sea ¿por qué? No es justo. Y ahí te quedas, porque no hay ninguna respuesta, te hierve la sangre y las lágrimas te obligan casi a tranquilizarte.

Cuando un volcán se pone en erupción, por su cráter una explosión de lava, cenizas y humo sale con fuerza, ríos de lava salen como lágrimas ladera abajo, después se enfría, y van pasando los años, pero nadie olvida ese día de fuego y de infierno, el volcán deja sus huellas, más templadas pero es fácil al verlas saber lo que ha sucedido, cada secuencia. Con el tiempo Bea, todos tendremos nuestro cráter apagado, pero nunca borraremos de nuestra mente y especialmente de nuestro corazón este amargo trago. Con todo mi amor y cariño, JAMÁS te olvidaré.

Ana I. Moreno

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que bonito, y cuánta razón tiene. Nunca te rindas JC, sabes que tienes un montón de amigos que te darán fuerza siempre que la necesites.