domingo, 28 de septiembre de 2008

«No pararé hasta que lleven casco»

Fuente: La Razón -28 Septiembre 2008 -MADRID-
(Luis Díaz - Diana Valdecantos)
Los jinetes de caballería tampoco tienen unos uniformes acordes con la labor que desempeñan.
Juan Carlos, con la gorra de Bea en la mano, asegura que no parará hasta lograr su objetivo.
Juan Carlos alterna los días «malos» y los «peores». Este guardia civil hace apenas dos meses que perdió a Bea, su mujer, y la policía que falleció tras sufrir una caída del caballo en el transcurso de un acto oficial. Un golpe que parece haberle dado fuerzas para luchar por una causa que pudo haber evitado la muerte de su esposa: conseguir que los jinetes de la Policía Nacional lleven casco. Un requisito que ha logrado implantar en la Guardia Civil, donde, desde la muerte de Bea, los amazonas tienen la obligación de llevar la protección cada vez que se suben a un caballo. Paradojas de la vida, los agentes del Cuerpo Nacional de Policía siguen sin tener casco. Juan Carlos está disgustado con los responsables del Ministerio del Interior, y en especial, con los de la Policía. Ni el ministro, ni el secretario de Estado, ni ningún alto mando de la cartera que dirige Alfredo Pérez Rubalcaba se ha puesto en contacto con él para darle el pésame, o lo que es más importante, para darle explicaciones por la muerte de su mujer. Señalar al responsable Está convencido de que el accidente podría haberse evitado y no va a parar hasta lograr señalar un culpable. «No sé quién tiene que rendir cuentas, pero sé que alguien tiene la culpa», explica. Porque si algo está claro es que Juan Carlos tiene las ideas muy claras y adelanta que va a dar guerra. «No voy a parar hasta conseguir que los compañeros de Bea lleven casco». Lo dice con la seguridad que le otorga el sentido común y las ganas de evitar una nueva tragedia. Ha comenzado a recoger firmas para lograr su objetivo. Ha acudido al Retiro y a otras zonas de Madrid y hace lo propio a través de su blog, http://maxpordo.blogspot.com/. Lleva una 7.000. Las amigas de Bea le ayudan, pero también hay ciudadanos anónimos que se han decidido a echarle una mano en esta tarea de forma desinteresada. En Madrid hay alrededor de 130 policías de caballería y noventa equinos. Estos agentes patrullan por el Retiro, la Casa de Campo, Plaza de España y cerca de los campos de fútbol cuando hay algún partido importante. Lo hacen sin un uniforme específico. Es decir, no sólo no llevan casco, es que estos agentes no utilizan ni botas, ni pantalones, ni guantes acorde con la labor que realizan subidos a un caballo. Los equinos tampoco se pueden considerar «pura sangre». Alguno que otro caballo está ciego, tuerto, o tiene algún problema físico. Por ejemplo, el que montaba Bea en el momento del accidente, no puede apoyar las cuatro patas a la vez en el suelo porque le molesta. Los caballos de la Policía provienen del Ejército y alguno que otro no puede ni salir a patrullar dado su lamentable estado. Una situación que preocupa a los jinetes y a Juan Carlos. Él, de momento, se preocupa por los cascos.

No hay comentarios: